Nuestro lenguaje nos evidencia
Nuestro lenguaje determina y define la persona que somos. La fuente de datos de nuestro lenguaje está en nuestro marco pensante: Lo que decimos y cómo lo decimos, lo que vemos y evaluamos e interpretamos, las decisiones, comportamientos y sentimientos, son la materialización de nuestros pensamientos. Hablamos y actuamos influenciados por nuestros pensamientos. Observa estos cuatro lenguajes típicos:
1) NO SÉ, significa: Expresado con frecuencia, “no querer saber” no estar dispuesto a dar información, limitando el contacto, sin querer ser responsable de la información que se tiene, y no correr el riesgo a equivocarse. “Saber” está relacionado con no ser ignorante y con el manejo de la información, con dar la cara por lo que se siente, por lo que se dice, se hace, y ser competente. Manipular con la mentira, creyendo que si los otros permanecen desinformados se les puede controlar, es una forma de descalificarse y descalificar al otro. Dar y recibir información es ser competente para expresarse con libertad y responsabilidad; expresar lo que se quiere expresar, sin quedarse al margen de lo que sucede e implica ser uno mimo.
2) NO TENGO. “Yo no tengo” significa: Yo “no quiero tener”, hace referencia al manejo de recursos y alternativas. Lo importante es ver qué tengo que hacer para tener y no quedarme aislado, en el abandono y lamento. La pobreza es un comportamiento que responde a un paradigma de pobreza, negándose el derecho a tener recursos. Los que viven afirmando que no tienen, manipulan desde sus carencias para que los demás se apiaden y les den gratuitamente lo que las pobres víctimas necesitan. El éxito y la prosperidad le son negados a los pobres de mente, que dejan su destino en manos de la suerte o del otro y no de su propio trabajo responsable, ni de la visión para una vida con recursos, posibilidades y alternativas.
3) NO PUEDO. “No puedo” significa: “No quiero tener poder”. El poder al que me refiero es el poder interior, la fuerza para definir mi propio destino y alcanzar lo que se quiere. Los que reafirman que no pueden, aprendieron a guiarse por paradigmas que debilitan la conciencia del sí mismo. Y desde el vacío interior, unos, buscan el poder de afuera, forman parte de grupos o una clase privilegiada, llenándose de títulos, cargos, status social, que les hace vivir la fantasía de tener poder y ser importantes. Otras personas, han quedado entrampadas en su importancia, porque desconocen su poder interior, de qué están dotados y equipados: Habilidades, talentos, potencialidades e inteligencia. Todo esto sucede, porque hay carencia de conciencia de sus propias necesidades y recursos para vivir creativamente, incapaces de transformar las piedras y obstáculos en escaleras y alternativas.
4) NO DEBO. “Yo no debo” significa: “No quiero dar la cara”, “no quiero arriesgarme a tomar decisiones”, “necesito permiso para inventar”. La cuartada estará en protegerse detrás de lo establecido, de las normas, de los dogmas y de las leyes. La conciencia moralista tiene que ver con el perfeccionismo, no con la responsabilidad interna basada en principios intrínseco de disponer una ética para la vida. Si soy perfeccionista, no tendré que enfrentarme a decisiones vitales que necesito tomar, y a las equivocaciones y errores que conllevan vivir.
En fin; Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.